El primer aspecto para lograr que una empresa se expanda es ser un buen franquiciador. Para eso hay que reunir o aprender una serie de cualidades, sin las cuales no sería posible gestionar una estructura de negocio tan compleja como la de una franquicia.
1. Definir una buena propuesta de franquicia
El franquiciador es el que diseña el contrato, pero ha de hacerlo teniendo en cuenta sus propias circunstancias y también las del franquiciado.
Aunque su objetivo obviamente es ganar dinero y obtener rentabilidad, no debe hacerlo a costa de destrozar la imagen de su marca, imponiendo condiciones abusivas que hagan desconfiar al posible emprendedor.
2. Mantener la comunicación
Ante todo, el franquiciador ha de aprender a comunicarse bien con sus franquiciados. Debe trasladarle correctamente los valores de la marca, informar bien sobre sus productos, valores e historia. Tratar de que sus franquiciados sean conscientes de la importancia de ajustarse a los principios que han llevado a esa empresa hacia la cumbre.
3. Ofrecer formación
Incluso si un franquiciado tiene una larga y dilatada experiencia, para conocer bien la marca de la franquicia se requiere formación. Formación para el empresario y para los empleados, que deben cumplir una serie de estándares para realizar bien su trabajo.
Si deja este aspecto al azar, la franquicia estará perdiendo su esencia porque dependerá de la iniciativa y el decisionismo de cada franquiciado, lo que puede dar mala fama a la marca si se hace mal.
4. No ser desleal
Mantener una estructura de franquicias debe hacerse de manera responsable. ¿Cómo? No permitiendo, por ejemplo, que una expansión excesiva en determinados mercados haga que unas franquicias perjudiquen a las otras, teniendo descontentos a los empresarios por la falta de planificación de la empresa madre.
